Tucumcari, ruta 66, N.A. 2021 |
(Diciembre 13-19, 2021)
Texto e imágenes por Nohora Arrieta*
Salimos de Durham a las diez de la mañana. En la rotonda que conecta la carretera de acceso a Durham con la Interestatal, vemos el cuerpo pequeño y ensangrentado de un animal. No será el único. De Durham a Los Ángeles hay 3.400 km de bultos enrojecidos: ¿Zarigüeyas?, ¿venados?, ¿un bebe zorro? Son casi invisibles o es que hacemos como que no los vemos y es el rabillo del ojo, no el ojo, el que los pierde de vista. Pero son, están, rojos, peludos, como una ofrenda terrible. Marcos es marxista, dice. Pero sé que como yo inventa en silencio una protección, un amuleto, una palabra.
Una carroña
(Baudelaire, fragmento)
Recuerda lo que vimos, alma mía,
esa mañana de verano tan dulce:
a la vuelta de un sendero una carroña infame
en un lecho sembrado de guijarros,
con las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos
abría de un modo negligente y cínico
su vientre lleno de exhalaciones.
El sol brillaba sobre esta podredumbre,
como para cocerla en su punto,
y devolver ciento por uno a la gran Naturaleza
todo lo que en su momento había unido;
y el cielo miraba el espléndido esqueleto
como flor que se abre.
Tan fuerte era el hedor que tú, en la hierba
creíste desmayarte.
Carolina del Sur
No son buenas las carreteras de Carolina del Sur. Cada tanto, a un lado o u otro de la pista, aparecen carteles con propaganda de abogados. Mama Justice. Se habla español. Una mujer blanca de pelo negro sonríe con todos los dientes. Don't Scream, Call the King reza el de un hombre que sin duda se pasó de tiempo en la cámara de bronceado y usa peluca.
Hablamos español pero no vamos a gritar ni a llamar al rey.
Marcos mira al frente sin parpadear.
Además de abogados y carreteras en mal estado, Carolina del Sur tiene duraznos y fuegos artificiales. Aquí, una torre coronada por un durazno gigante que también podría ser una nalga gigante vigila los campos. Allá, una bodega de fuegos artificiales. Otra. Otra. Otra. Una más. ¿Comen duraznos mientras miran las luces expandirse como flores en el cielo nocturno?
A mí la pólvora me sabe a natilla y a buñuelos, a chispitas mariposa.
Georgia
Pienso que es un lago, pero cuando estamos al frente compruebo que es un parqueadero de autos infinito. Los autos resplandecen, cada uno una onda diminuta. Atlanta tiene 500 mil habitantes y su región metropolitana más de 6 millones. Calculo que a esta hora el 40 % de esos 6 millones debe estar volviendo a casa. No puede haber otra explicación para el embotellamiento de dos horas en el que nos desesperamos. El atardecer, eso sí, es lindo. Un cielo anaranjado se oscurece con lentitud sureña antes de caerle encima a los rascacielos grises. Podría ser Nueva York o Chicago, pero es Atlanta y aquí vive Jericho Brown.
Hero
Jericho Brown
She never knew one of us from another, so my brothers and I grew up fighting
Over our mother’s mind
Like sun-colored suitors in a Greek myth. We were willing
To do evil. We kept chocolate around our mouths. The last of her mother’s lot,
She cried at funerals, cried when she whipped me. She whipped me
Daily. I am not interested in people who declare gratitude
For their childhood beatings. None of them took what my mother gave,
Waking us for school with sharp slaps to our bare thighs.
That side of the family is darker. I should be grateful. So I will be—
No one on Earth knows how many abortions happened
Before a woman risked her freedom by giving that risk a name,
By taking it to breast. I don’t know why I am alive now
That I still cannot impress the woman who whipped me
Into being. I turned my mother into a grandmother. She thanks me
By kissing my sons. Gratitude is black—
Black as a hero returning from war to a country that banked on his death.
Thank God. It can’t get much darker than that.
Alabama
La primera noche dormimos en Leeds, un suburbio a diez minutos de Birmingham. A la mañana atravesamos Birmingham. Intento imaginar en qué dirección estaba la 16th Street Baptist Church, que se abrió, como se abre un mazo de fuegos artificiales en el cielo nocturno, la mañana del 15 de septiembre de 1963. Era domingo y había culto. Cuatro adolescentes negras estallaron junto con el sótano de la iglesia: Adie Mae Collins, Cynthia Wesley, Carole Robertson, Carole Denise McNair.
¿En qué dirección “Bombing Hill”, el barrio clase media en el que creció Angela Davis? “Bombingham” era el apodo de la ciudad a principios de los años sesenta. La más segregada de Estados Unidos, dijo King. Y marcharon, los adultos. Y marcharon, los niños. Y los gasearon. Y los bombardearon. Y en julio de 1964 pasó la ley de los Derechos Civiles.
Alabama es azul y verde, con unas montañas pequeñas, bondadosas, que recuerdan la sábana de Bogotá.
Sweet home Alabama
Where the skies are so blue
Sweet home Alabama
Lord I'm comin' home to you
Mississippi
Guardamos silencio. O escuchamos una playlist de los años ochenta para gritar a dúo el coro de Here I Go Again y sentir que este viento que sube del estómago es la felicidad. O escuchamos a Nina.
Con la Simone pasa que incluso cuando no la estamos escuchando, la escuchamos.
The name of this tune is Mississippi Goddam
And I mean every word of it
Alabama's gotten me so upset
Tennessee made me lose my rest
And everybody knows about Mississippi Goddam
Alabama's gotten me so upset
Tennessee made me lose my rest
And everybody knows about Mississippi Goddam
Can't you see it
Can't you feel it
It's all in the air
I can't stand the pressure much longer
Somebody say a prayer
Alabama's gotten me so upset
Tennessee made me lose my rest
And everybody knows about Mississippi Goddam
This is a show tune
But the show hasn't been written for it, yet
Hound dogs on my trail
School children sitting in jail
Black cat cross my path
I think every day's gonna be my last
Lord have mercy on this land of mine
We all gonna get it in due time
I don't belong here
I don't belong there
I've even stopped believing in prayer
Don't tell me
I tell you
Me and my people just about due
I've been there so I know
They keep on saying "Go slow!"
But that's just the trouble
"Do it slow"
Washing the windows
"Do it slow"
Picking the cotton
"Do it slow"
You're just plain rotten
"Do it slow"
You're too damn lazy
"Do it slow"
The thinking's crazy
"Do it slow"
Where am I going
What am I doing
I don't know
I don't know
Just try to do your very best
Stand up be counted with all the rest
For everybody knows about Mississippi Goddam
I made you thought I was kiddin'
Picket lines
School boy cots
They try to say it's a communist plot
All I want is equality
For my sister my brother my people and me
Yes you lied to me all these years
You told me to wash and clean my ears
And talk real fine just like a lady
And you'd stop calling me Sister Sadie
Oh but this whole country is full of lies
You're all gonna die and die like flies
I don't trust you any more
You keep on saying "Go slow!"
"Go slow!"
But that's just the trouble
"Do it slow"
Desegregation
"Do it slow"
Mass participation
"Do it slow"
Reunification
"Do it slow"
Do things gradually
"Do it slow"
But bring more tragedy
"Do it slow"
Why don't you see it
Why don't you feel it
I don't know
I don't know
You don't have to live next to me
Just give me my equality
Everybody knows about Mississippi
Everybody knows about Alabama
Everybody knows about Mississippi Goddam
That's it!
Memphis en la triple frontera: Tennessee-Arkansas-Mississippi
Antes de pasar por la ciudad, imaginamos el río. Llevamos meses soñando con su orilla infinita y escuchando los silbatos de los barcos que lo navegan. ¿Qué se le puede hacer? Yo crecí mirando Las Aventuras de Tom Sawyer y Marcos es un fanático de los deltas. Pero está, antes que cualquier otra cosa está, esa historia del algodón y el blues y todo lo demás.
El Mississippi.
Atravesamos el río manejando sobre un puente de acero. Es un puente macizo que pasa sobre el río y sobre nosotros; cruzándolo, no hay río ni hay cielo, solo unos cuadrados de aire medio azules, medio grises por los que imaginamos que vemos el Mississippi, que lo cruzamos.
La vista de Memphis no es mucho mejor. Recorremos carreteras polvorientas, a medio hacer, galpones a un lado y otro, una fila infinita de camiones de carga. Huele a plástico quemado. Entrar en Memphis es como entrar a Cartagena por la carretera de La Cordialidad, pero más feo, más árido y, para colmo, en invierno. No hay nada aquí que recuerde una canción de Louis Armstrong o aquella otra de Elvis y mucho menos las mañanas soleadas en las que Sawyer se escapaba de la escuela para zambullirse en el río.
Shadows
Lucille Clifton
in the latter days
you will come to a place
called memphis.
there you will wait for awhile
by the river mississippi
until you can feel the shadow
of another memphis and another
river. nile.
wake up girl.
you dreaming.
the sign may be water or fire
or it may be the black earth
or the black blood under the earth.
or it may be the syllables themselves
coded to you from your southern kin.
wake up girl.
i swear you dreaming.
memphis.
capital of the old kingdom
of ancient egypt at the apex
of the river across from the
great pyramids.
nile. born in the mountains
of the moon.
wake up girl.
this dont connect.
wait there.
in the shadow of your room
you may see another dusky woman
weakened by too much loss.
she will be dreaming a small boat
through centuries of water
into the white new world.
she will be weaving garments
of neglect.
wake up girl.
this done mean nothing.
meaning is the river
of voices. meaning
is the patience of the moon.
meaning is the thread
running forever in shadow.
girl girl wake up.
somebody calling you.
Arkansas
Marcos está nervioso. Se le ve en el modo en que sostiene el timón, como si fuera a exprimirlo. Después de todo uno no anda por estos pagos con una camiseta estampada con el rostro de Nelson Mandela sin suponer que algo podría pasar. Es él quien menciona a los Nueve de Little Rock.
¿Los Nueve de Little Rock? Sí, los de la escuela. No tengo que hacer un esfuerzo para recordar la foto, pero es solo después de consultar en la web que descubro el nombre del fotógrafo, Will Count, en la época reportero gráfico del Arkansas Democrat. Una adolescente negra, vestida con camisa y falda blancas, aprieta un cuaderno en la mano derecha. Todo en ese cuerpo parece contraído para no sentir: el brazo que sostiene el cuaderno, el torso cubierto por la camisa blanca, el cabello debidamente peinado, la boca pequeña y cerrada, y los ojos, los ojos que no se ven porque están protegidos por unas gafas negras. Pero son esos ojos que no se ven, que apenas se intuyen, los que confirman el temor, la tristeza, todo lo que el cuerpo podría estar sintiendo, lo que lo haría explotar si se relajara. Alrededor, tres mujeres blancas. Una grita con la mandíbula bien abierta y las otras dos miran hacia la adolescente con rabia o miedo.
La adolescente negra es Elizabeth Eckord, una de las nueve estudiantes inscritas por el NAACP en la escuela de bachillerato de Little Rock para presionar la integración de las escuelas segregadas de Arkansas. “Go back to Africa”, dice Eckord que le gritaban ese 6 de septiembre de 1957.
Conocemos a “Bob” en un estacionamiento de camiones en el que paramos para almorzar. “Bob” es redondo, rosado, viste un overol azul y una cachucha roja. Me recuerda al Chuck Mitchell de Porky´s (1981), pero con una hilera de dientes quebrados y ennegrecidos. Abre la boca sin pena para explicarnos cómo revisar el aire de las llantas y decirnos que un “tire gauge” se consigue en cualquier tienda de estación. Para que “Bob” entienda nuestro inglés acentuado nos quitamos las máscaras. Él no usa una.
Arkansas tiene el color de la hierba seca.
Oklahoma
Okemeli Wetumka Chocotoah
Venden casas usadas en Oklahoma. Son casas-container pintadas de azul o durazno que puedes transportar en tu pick up rojo.
Primero aparecen las señalizaciones. Después aparece la reserva: barrios en medio del desierto construidos con casas-container de segunda mano color azul o durazno y RV’s. El algoritmo dice que RV en español se escribe autocaravana o casa rodante. El algoritmo supone que alguien que busque la palabra RV en español también podría querer saber el significado de Cherokee.
Los dejaron apretujados en el centro, en las casas-container de segunda mano color azul o durazno.
Reno Amarillo Cimarrón road
Hay casinos en Oklahoma.
Hay palabras que acarician la garganta y el oído.
Tecumesh, Kikcapoo, Turnpikel
Marcos cuenta la historia de un meridiano. Cuenta la historia de una guerra. Es muy hijo de su padre, al que también le gusta contar historias. Pero callamos cuando pasamos frente a los molinos de viento.
Maria Tallchief nació en Fairfax, Oklahoma, en 1925. Su padre era uno de los hombres más importantes del pueblo indígena Osage. Su madre era hija de irlandeses. La familia se mudó a Los Ángeles cuando Maria tenía ocho años. A los doce, Maria entró en la academia de ballet de Bronislava Nijunska. Nijuska vio que Maria en verdad quería bailar, así que le dijo: “cuando esperes en la parada del autobús, párate como una bailarina; cuando duermas, sueña como una bailarina”. Maria se paró y se soñó bailarina y fue la prima bailarina del New York City Ballet entre 1947 y 1960.
George Balenchine creó una coreografía del Pájaro de fuego especialmente para Maria. Hay un fragmento mínimo de esa coreografía en youtube. Son apenas dos minutos en los que las piernas de Maria vibran, los brazos vibran, el cuerpo todo vibra como si lo atravesara el viento, como si fuera el viento y no María la que le insuflara vida a su propio cuerpo. Salta como un pájaro de fuego, se abre y se cierra como una flor. Allí, mirando a Maria, es que uno se da cuenta que en el desierto de Oklahoma los molinos, atravesados por el viento, danzan la danza que les enseñó su prima bailarina.
Alma es un pueblo sin espíritu. Las torres de electricidad. Las torres como los vévés en un cuadro de Hector Hyppolite. Qué hacer con el lenguaje de los dioses. Los hombres que limpian las carreteras. Las mujeres que limpian las carreteras. Albuquerque es color albaricoque. Amarillo es amarillo. Una ciudad al pie de la montaña. Hielo negro. Los bosques de pino. ¿En qué dirección el Grand Canyon? El cielo azul. El cielo gris. El cielo sin nubes. Las rocas negras del desierto. Petrified Forest. Los troncos raquíticos. La piedra roja. La piedra abierta como una mandíbula. Não sou eu quem me navega quem me navega é o mar. El desierto es un sertão. El sertão es un desierto. Las tiendas de souvenir indígenas. Tres matitas muertas. Where are you coming from? No hay mexicanos escondidos en este truck. Tres matitas muertas. Tucumcari. Las crisis de ansiedad que padecimos mirando El correcaminos. Un coyote desesperado explotaba kilos de dinamita marca ACME. Roadrunner motel. Tucumcari. Pollo con verduras para mí, un steak texano para Marcos. Son heladas las noches del desierto.
los cactus del desierto
las montañas rojas del desierto
la ciudad en el valle
el desierto
2448 millas, 3940 kilómetros. La ruta 66 fue inaugurada en 1926 para conectar Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, New Mexico, Arizona y llegar a California. La carretera madre. La calle principal de América (porque se sabe que los gringos se llaman a sí mismos con el nombre de un continente). Durante la gran depresión, fue por la 66 que los del este, quebrados y sin ilusiones, huyeron al oeste. En los veranos de mitad del siglo, los estudiantes neoyorkinos la recorrían para vivir en California un sueño de tres meses.
La ruta 66 es la historia favorita de Marcos. En algún punto de Oklahoma empezamos a encontrarla de un modo intermitente. A veces sobre ella. A veces paralelos a ella. La ruta 66 se convirtió en historia en 1985, cuando fue reemplazada por el sistema interestatal de carreteras. En el puerto de Santa Mónica, una placa indica el final y la 66 se sumerge en el Pacífico gris, helado, inabarcable.
*Nohora A. Arrieta Fernández es candidata a doctorado en la Universidad de Georgetown. Es colombiana.
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