CRÓNICA, PODCAST, FOTOGRAFÍA, ARTE, TRANSMEDIA

8.3.22

Durham-Los Ángeles, diario de viaje

Tucumcari, ruta 66, N.A. 2021

(Diciembre 13-19, 2021) 

Texto e imágenes por Nohora Arrieta*

Salimos de Durham a las diez de la mañana. En la rotonda que conecta la carretera de acceso a Durham con la Interestatal, vemos el cuerpo pequeño y ensangrentado de un animal. No será el único. De Durham a Los Ángeles hay 3.400 km de bultos enrojecidos: ¿Zarigüeyas?, ¿venados?, ¿un bebe zorro? Son casi invisibles o es que hacemos como que no los vemos y es el rabillo del ojo, no el ojo, el que los pierde de vista. Pero son, están, rojos, peludos, como una ofrenda terrible. Marcos es marxista, dice. Pero sé que como yo inventa en silencio una protección, un amuleto, una palabra.  


Una carroña 

(Baudelaire, fragmento)


Recuerda lo que vimos, alma mía,

esa mañana de verano tan dulce:

a la vuelta de un sendero una carroña infame

en un lecho sembrado de guijarros,


con las piernas al aire, como una mujer lúbrica,

ardiente y sudando los venenos

abría de un modo negligente y cínico

su vientre lleno de exhalaciones.


El sol brillaba sobre esta podredumbre,

como para cocerla en su punto,

y devolver ciento por uno a la gran Naturaleza

todo lo que en su momento había unido;


y el cielo miraba el espléndido esqueleto

como flor que se abre.

Tan fuerte era el hedor que tú, en la hierba

creíste desmayarte.



Carolina del Sur


No son buenas las carreteras de Carolina del Sur. Cada tanto, a un lado o u otro de la pista, aparecen carteles con propaganda de abogados. Mama Justice. Se habla español. Una mujer blanca de pelo negro sonríe con todos los dientes. Don't Scream, Call the King reza el de un hombre que sin duda se pasó de tiempo en la cámara de bronceado y usa peluca.

Hablamos español pero no vamos a gritar ni a llamar al rey. 

Marcos mira al frente sin parpadear. 

Además de abogados y carreteras en mal estado, Carolina del Sur tiene duraznos y fuegos artificiales. Aquí, una torre coronada por un durazno gigante que también podría ser una nalga gigante vigila los campos. Allá, una bodega de fuegos artificiales. Otra. Otra. Otra. Una más. ¿Comen duraznos mientras miran las luces expandirse como flores en el cielo nocturno? 

A mí la pólvora me sabe a natilla y a buñuelos, a chispitas mariposa.  



Georgia


Pienso que es un lago, pero cuando estamos al frente compruebo que es un parqueadero de autos infinito. Los autos resplandecen, cada uno una onda diminuta. Atlanta tiene 500 mil habitantes y su región metropolitana más de 6 millones. Calculo que a esta hora el 40 % de esos 6 millones debe estar volviendo a casa. No puede haber otra explicación para el embotellamiento de dos horas en el que nos desesperamos. El atardecer, eso sí, es lindo. Un cielo anaranjado se oscurece con lentitud sureña antes de caerle encima a los rascacielos grises. Podría ser Nueva York o Chicago, pero es Atlanta y aquí vive Jericho Brown.

 


Hero

Jericho Brown


She never knew one of us from another, so my brothers and I grew up fighting

Over our mother’s mind

Like sun-colored suitors in a Greek myth. We were willing

To do evil. We kept chocolate around our mouths. The last of her mother’s lot,

She cried at funerals, cried when she whipped me. She whipped me

Daily. I am not interested in people who declare gratitude

For their childhood beatings. None of them took what my mother gave,

Waking us for school with sharp slaps to our bare thighs.

That side of the family is darker. I should be grateful. So I will be—

No one on Earth knows how many abortions happened

Before a woman risked her freedom by giving that risk a name,

By taking it to breast. I don’t know why I am alive now

That I still cannot impress the woman who whipped me

Into being. I turned my mother into a grandmother. She thanks me

By kissing my sons. Gratitude is black—

Black as a hero returning from war to a country that banked on his death.

Thank God. It can’t get much darker than that.





Alabama


La primera noche dormimos en Leeds, un suburbio a diez minutos de Birmingham. A la mañana atravesamos Birmingham. Intento imaginar en qué dirección estaba la 16th Street Baptist Church, que se abrió, como se abre un mazo de fuegos artificiales en el cielo nocturno, la mañana del 15 de septiembre de 1963. Era domingo y había culto. Cuatro adolescentes negras estallaron junto con el sótano de la iglesia: Adie Mae Collins, Cynthia Wesley, Carole Robertson, Carole Denise McNair. 

¿En qué dirección “Bombing Hill”, el barrio clase media en el que creció Angela Davis? “Bombingham” era el apodo de la ciudad a principios de los años sesenta. La más segregada de Estados Unidos, dijo King. Y marcharon, los adultos. Y marcharon, los niños. Y los gasearon. Y los bombardearon. Y en julio de 1964 pasó la ley de los Derechos Civiles. 

Alabama es azul y verde, con unas montañas pequeñas, bondadosas, que recuerdan la sábana de Bogotá. 


Sweet home Alabama

Where the skies are so blue

Sweet home Alabama

Lord I'm comin' home to you



Mississippi


Guardamos silencio. O escuchamos una playlist de los años ochenta para gritar a dúo el coro de Here I Go Again y sentir que este viento que sube del estómago es la felicidad. O escuchamos a Nina. 

Con la Simone pasa que incluso cuando no la estamos escuchando, la escuchamos. 


The name of this tune is Mississippi Goddam

And I mean every word of it

Alabama's gotten me so upset

Tennessee made me lose my rest

And everybody knows about Mississippi Goddam

Alabama's gotten me so upset

Tennessee made me lose my rest

And everybody knows about Mississippi Goddam

Can't you see it

Can't you feel it

It's all in the air

I can't stand the pressure much longer

Somebody say a prayer

Alabama's gotten me so upset

Tennessee made me lose my rest

And everybody knows about Mississippi Goddam

This is a show tune

But the show hasn't been written for it, yet

Hound dogs on my trail

School children sitting in jail

Black cat cross my path

I think every day's gonna be my last

Lord have mercy on this land of mine

We all gonna get it in due time

I don't belong here

I don't belong there

I've even stopped believing in prayer

Don't tell me

I tell you

Me and my people just about due

I've been there so I know

They keep on saying "Go slow!"

But that's just the trouble

"Do it slow"

Washing the windows

"Do it slow"

Picking the cotton

"Do it slow"

You're just plain rotten

"Do it slow"

You're too damn lazy

"Do it slow"

The thinking's crazy

"Do it slow"

Where am I going

What am I doing

I don't know

I don't know

Just try to do your very best

Stand up be counted with all the rest

For everybody knows about Mississippi Goddam

I made you thought I was kiddin'

Picket lines

School boy cots

They try to say it's a communist plot

All I want is equality

For my sister my brother my people and me

Yes you lied to me all these years

You told me to wash and clean my ears

And talk real fine just like a lady

And you'd stop calling me Sister Sadie

Oh but this whole country is full of lies

You're all gonna die and die like flies

I don't trust you any more

You keep on saying "Go slow!"

"Go slow!"

But that's just the trouble

"Do it slow"

Desegregation

"Do it slow"

Mass participation

"Do it slow"

Reunification

"Do it slow"

Do things gradually

"Do it slow"

But bring more tragedy

"Do it slow"

Why don't you see it

Why don't you feel it

I don't know

I don't know

You don't have to live next to me

Just give me my equality

Everybody knows about Mississippi

Everybody knows about Alabama

Everybody knows about Mississippi Goddam

That's it!




Memphis en la triple frontera: Tennessee-Arkansas-Mississippi


Antes de pasar por la ciudad, imaginamos el río. Llevamos meses soñando con su orilla infinita y escuchando los silbatos de los barcos que lo navegan. ¿Qué se le puede hacer? Yo crecí mirando Las Aventuras de Tom Sawyer y Marcos es un fanático de los deltas. Pero está, antes que cualquier otra cosa está, esa historia del algodón y el blues y todo lo demás. 

El Mississippi. 

Atravesamos el río manejando sobre un puente de acero. Es un puente macizo que pasa sobre el río y sobre nosotros; cruzándolo, no hay río ni hay cielo, solo unos cuadrados de aire medio azules, medio grises por los que imaginamos que vemos el Mississippi, que lo cruzamos. 

La vista de Memphis no es mucho mejor. Recorremos carreteras polvorientas, a medio hacer, galpones a un lado y otro, una fila infinita de camiones de carga. Huele a plástico quemado. Entrar en Memphis es como entrar a Cartagena por la carretera de La Cordialidad, pero más feo, más árido y, para colmo, en invierno. No hay nada aquí que recuerde una canción de Louis Armstrong o aquella otra de Elvis y mucho menos las mañanas soleadas en las que Sawyer se escapaba de la escuela para zambullirse en el río. 


Shadows

Lucille Clifton


in the latter days

you will come to a place

called memphis.

there you will wait for awhile

by the river mississippi

until you can feel the shadow

of another memphis and another

river. nile.

wake up girl.

you dreaming.

the sign may be water or fire

or it may be the black earth

or the black blood under the earth.

or it may be the syllables themselves

coded to you from your southern kin.

wake up girl.

i swear you dreaming.

memphis.

capital of the old kingdom

of ancient egypt at the apex

of the river across from the

great pyramids.

nile. born in the mountains

of the moon.

wake up girl.

this dont connect.

wait there.

in the shadow of your room

you may see another dusky woman

weakened by too much loss.

she will be dreaming a small boat

through centuries of water

into the white new world.

she will be weaving garments

of neglect.

wake up girl.

this done mean nothing.

meaning is the river

of voices. meaning

is the patience of the moon.

meaning is the thread

running forever in shadow.

girl girl wake up.

somebody calling you.



Arkansas


Marcos está nervioso. Se le ve en el modo en que sostiene el timón, como si fuera a exprimirlo. Después de todo uno no anda por estos pagos con una camiseta estampada con el rostro de Nelson Mandela sin suponer que algo podría pasar. Es él quien menciona a los Nueve de Little Rock. 

¿Los Nueve de Little Rock? Sí, los de la escuela. No tengo que hacer un esfuerzo para recordar la foto, pero es solo después de consultar en la web que descubro el nombre del fotógrafo, Will Count, en la época reportero gráfico del Arkansas Democrat. Una adolescente negra, vestida con camisa y falda blancas, aprieta un cuaderno en la mano derecha. Todo en ese cuerpo parece contraído para no sentir: el brazo que sostiene el cuaderno, el torso cubierto por la camisa blanca, el cabello debidamente peinado, la boca pequeña y cerrada, y los ojos, los ojos que no se ven porque están protegidos por unas gafas negras. Pero son esos ojos que no se ven, que apenas se intuyen, los que confirman el temor, la tristeza, todo lo que el cuerpo podría estar sintiendo, lo que lo haría explotar si se relajara. Alrededor, tres mujeres blancas. Una grita con la mandíbula bien abierta y las otras dos miran hacia la adolescente con rabia o miedo. 

La adolescente negra es Elizabeth Eckord, una de las nueve estudiantes inscritas por el NAACP en la escuela de bachillerato de Little Rock para presionar la integración de las escuelas segregadas de Arkansas. “Go back to Africa”, dice Eckord que le gritaban ese 6 de septiembre de 1957.

Conocemos a “Bob” en un estacionamiento de camiones en el que paramos para almorzar. “Bob” es redondo, rosado, viste un overol azul y una cachucha roja. Me recuerda al Chuck Mitchell de Porky´s (1981), pero con una hilera de dientes quebrados y ennegrecidos. Abre la boca sin pena para explicarnos cómo revisar el aire de las llantas y decirnos que un “tire gauge” se consigue en cualquier tienda de estación. Para que “Bob” entienda nuestro inglés acentuado nos quitamos las máscaras. Él no usa una.


Arkansas tiene el color de la hierba seca.




Oklahoma


Okemeli Wetumka Chocotoah

Venden casas usadas en Oklahoma. Son casas-container pintadas de azul o durazno que puedes transportar en tu pick up rojo. 

Primero aparecen las señalizaciones. Después aparece la reserva: barrios en medio del desierto construidos con casas-container de segunda mano color azul o durazno y RV’s. El algoritmo dice que RV en español se escribe autocaravana o casa rodante. El algoritmo supone que alguien que busque la palabra RV en español también podría querer saber el significado de Cherokee. 

Los dejaron apretujados en el centro, en las casas-container de segunda mano color azul o durazno. 


Reno Amarillo Cimarrón road

Hay casinos en Oklahoma.

Hay palabras que acarician la garganta y el oído.

Tecumesh, Kikcapoo, Turnpikel


Marcos cuenta la historia de un meridiano. Cuenta la historia de una guerra. Es muy hijo de su padre, al que también le gusta contar historias. Pero callamos cuando pasamos frente a los molinos de viento.  

Maria Tallchief nació en Fairfax, Oklahoma, en 1925. Su padre era uno de los hombres más importantes del pueblo indígena Osage. Su madre era hija de irlandeses. La familia se mudó a Los Ángeles cuando Maria tenía ocho años. A los doce, Maria entró en la academia de ballet de Bronislava Nijunska. Nijuska vio que Maria en verdad quería bailar, así que le dijo: “cuando esperes en la parada del autobús, párate como una bailarina; cuando duermas, sueña como una bailarina”. Maria se paró y se soñó bailarina y fue la prima bailarina del New York City Ballet entre 1947 y 1960. 

George Balenchine creó una coreografía del Pájaro de fuego especialmente para Maria. Hay un fragmento mínimo de esa coreografía en youtube. Son apenas dos minutos en los que las piernas de Maria vibran, los brazos vibran, el cuerpo todo vibra como si lo atravesara el viento, como si fuera el viento y no María la que le insuflara vida a su propio cuerpo. Salta como un pájaro de fuego, se abre y se cierra como una flor. Allí, mirando a Maria, es que uno se da cuenta que en el desierto de Oklahoma los molinos, atravesados por el viento, danzan la danza que les enseñó su prima bailarina.  



Alma es un pueblo sin espíritu. Las torres de electricidad. Las torres como los vévés en un cuadro de Hector Hyppolite. Qué hacer con el lenguaje de los dioses. Los hombres que limpian las carreteras. Las mujeres que limpian las carreteras. Albuquerque es color albaricoque. Amarillo es amarillo. Una ciudad al pie de la montaña. Hielo negro. Los bosques de pino. ¿En qué dirección el Grand Canyon? El cielo azul. El cielo gris. El cielo sin nubes. Las rocas negras del desierto. Petrified Forest. Los troncos raquíticos. La piedra roja. La piedra abierta como una mandíbula. Não sou eu quem me navega quem me navega é o mar. El desierto es un sertão. El sertão es un desierto. Las tiendas de souvenir indígenas. Tres matitas muertas. Where are you coming from? No hay mexicanos escondidos en este truck. Tres matitas muertas. Tucumcari. Las crisis de ansiedad que padecimos mirando El correcaminos. Un coyote desesperado explotaba kilos de dinamita marca ACME. Roadrunner motel. Tucumcari. Pollo con verduras para mí, un steak texano para Marcos. Son heladas las noches del desierto.




los cactus del desierto

las montañas rojas del desierto

la ciudad en el valle

el desierto


2448 millas, 3940 kilómetros. La ruta 66 fue inaugurada en 1926 para conectar Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, New Mexico, Arizona y llegar a California. La carretera madre. La calle principal de América (porque se sabe que los gringos se llaman a sí mismos con el nombre de un continente). Durante la gran depresión, fue por la 66 que los del este, quebrados y sin ilusiones, huyeron al oeste. En los veranos de mitad del siglo, los estudiantes neoyorkinos la recorrían para vivir en California un sueño de tres meses. 

La ruta 66 es la historia favorita de Marcos. En algún punto de Oklahoma empezamos a encontrarla de un modo intermitente. A veces sobre ella. A veces paralelos a ella. La ruta 66 se convirtió en historia en 1985, cuando fue reemplazada por el sistema interestatal de carreteras. En el puerto de Santa Mónica, una placa indica el final y la 66 se sumerge en el Pacífico gris, helado, inabarcable. 

-------

*Nohora A. Arrieta Fernández es candidata a doctorado en la Universidad de Georgetown. Es colombiana. 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nos gustaría saber su opinión. Deje su comentario o envíe una carta al editor | RC

RECOMENDADO

MÓNIKA HERRÁN: del cuarto oscuro al cuarto claro

De la serie Anonymus  | Fotografías y archivo personal de Mónika Herrán   Por Catherine Rendón*  T iene los ojos de un búho. Una mirada a...