CRÓNICA, PODCAST, FOTOGRAFÍA, ARTE, TRANSMEDIA

15.2.17

Elkin Ramírez: ¿De qué hablamos cuando hablamos de rock? (entrevista inédita)

Por Larry Mejía


…Porque la muerte, lo que suprime no es a los seres cercanos y que son nuestra vida misma.Lo que la muerte se lleva para siempre es su recuerdo, la imagen que se va borrando,diluyendo, hasta perderse, y es entonces cuando empezamos nosotros a morir también.
Álvaro Mutis

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Cuando entrevisté a Elkin Ramírez, no sabía que iba a hacerlo, ocurrió de repente, como ocurren las cosas más brillantes, pero tenía meses escuchando de nuevo a ese hombre antioqueño que entró a mi casa en formato casete 15 años antes de la entrevista que pude hacerle y que aquí presentamos como homenaje a una voz, la cual fue y es una historia, la suya, la nuestra.

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A Elkin lo había conocido en persona años atrás en Bogotá, a la salida de ese hotel donde Jorge Eliécer Gaitán citaba a sus reuniones, y que por entonces en el año 1998 había caído en la decadencia que sufrió el Centro de la capital colombiana, para ahora renacer entre cenizas hacia esa Bogotá que desconocemos. Esa tarde fuimos al Chorro de Quevedo, comimos helados e intercambiamos palabras y bisutería.
Los años pasaron debajo de los puentes de Bogotá y Medellín, Elkin logró un concierto sinfónico en el que nadie creyó (como él mismo me contó en otra ocasión), y yo seguí escuchando la música de Kraken aún hoy 15 años después, para constatar que sigo pensando y sintiendo lo mismo en mi particular intento por llevarle la contraria al mundo en que crecí y que nos apresura hacia el olvido.
De esta entrevista surgió una amistad madura y honesta, yo me olvidé que Elkin era el Titán y por la gracia de Charles Aznavour, Serrat y Justerine & Brooks, nos hicimos amigos y  surgió la idea de escribir una biografía de un hombre que en el crossroads con el diablo le compró el alma a la música sin vender la propia, para convertir sus canciones en himnos de una época de sobrevivientes.
Esta entrevista que publicamos, es apenas un primer acercamiento en la investigación sobre la vida de Elkin Ramírez, investigación por la cual pasaron personajes como Alex Oquendo, vocalista de Masacre y Carlos Mario Aguirre, director de El Águila Descalza, entre otros, quienes aportaron un perfil que se acervaba siempre con admiración y respecto al ícono que Fue Elkin Fernando. Que el libro no viera la luz por nuestras manos, no nos hace quitar el dedo del renglón de la admiración y cariño para un amigo, y un Titán.


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Las frases que se usan frente a la partida de quienes amamos, se quedan siempre cortas de cara  al hecho de su desaparición, pues con ellos algo indeterminado de nosotros parte para siempre.  Existe en tanto la certeza de que mientras cantemos sus canciones, Elkin y su legado generoso continuará vivo en nosotros y será inmortal herencia para los que vienen.  

LM: Todo hombre es una historia y Kraken es la tuya, pero yendo un tiempo atrás, a la Medellín de los años ochenta cuéntanos ¿qué hacías, quién eras?

ER: Yo nací en el barrio Belén, un barrio inmenso. Mi infancia transcurrió allí, con amigos de entonces, jugando balón, montando bicicleta, haciendo todas esas actividades que antes se podían realizar sin problema, en una ciudad donde había lotes baldíos alrededor y uno los asumía como propios. Ahí los esparcimientos eran muy sanos, muy tranquilos. Me acompañaba siempre de unos quince amigos de mi edad. Fui creciendo y, posteriormente, recorrí la cuidad por muchos barrios, uno de ellos El Salvador, que tuvo gran importancia en el desarrollo de Elkin Ramírez y su búsqueda de una identidad rockera. También el barrio Buenos Aires, Manrique y el Centro de la ciudad.

LM: ¿De Buenos Aires y Manrique es que te viene el gusto por el tango?

ER: El tango viene por el lado de mi padre, con él aun visitamos un bar que queda en Bomboná, que debe tener unos treinta o cuarenta años de historia y se llama Homero Manzi. La cercanía mía con el tango fue desde muy temprana edad porque mi padre ha sido siempre un amante de esta expresión artística que, creo, es de las pocas que identifican a Latinoamérica en el mundo.

LM: Empezaste a leer gracias a tu papá. ¿Qué libros te pasaba, qué libros leía él?

ER: No, él no me prestaba los libros, sino que yo —por llamarlo de alguna manera—, me apoderaba de ellos. Él colecciona libros, pero no como papeles, con portadas y contenidos que él desconoce, sino todo lo contrario. Él ha sido muy amante de la literatura, y pues uno niño es muy curioso, y ver esa cantidad de libros —y no los que uno llevaba al colegio, sino otro tipo de literatura—, me abrieron camino a encontrarme con Jean-Paul Sartre, con Giovanni Papini, con Rousseau, con Voltaire, con esa clase de literatura que para uno, cuando está pequeño, genera una revolución mental interesante. Él me acostumbró a estar cerca a los libros, que me parecen una excelente opción para sentirse acompañado. Una cosa es leer y otra distinta es vivir la lectura.

LM: ¿Cómo surgió el primer concierto, en dónde se hizo? ¿Cómo empieza la vida en la carretera de Kraken?

ER: Recuerdo que el primer concierto fuera de Medellín se hizo en la ciudad de Pereira, hice unos contactos con personas que manejaban en aquella época otras agrupaciones —Kaoz, de Cali, y Oxmosis de Armenia— y me fui, con una mochila, para Armenia, donde estaba el manager de Oxmosis, que se convirtió luego en un amigo de la vida, como un hermano. El concierto se hizo en el Coliseo Menor de Pereira cuando estábamos apenas lanzando el primer sencillo: Todo hombre es una historia y Muere libre. Esto fue en el año 1986. Recuerdo que hubo una crisis sanitaria porque se rompió la tubería del acueducto principal que alimentaba la ciudad, y todos los eventos fueron cancelados. Nos comprometimos con la Alcaldía a que el evento se hacía si limpiábamos el Coliseo y la estrategia fue utilizar el agua del Parque El Lago de Pereira. Conseguimos unas canecas grandes, contratamos una zorra, un caballito con una carreta, montamos las canecas llenas de agua. El escenario no llegó, llegó únicamente el sonido, tocamos con las luces encendidas del Coliseo, frente a unas dos mil personas aproximadamente. Con el mismo overol que trabajé todo el día, canté y me bajé a limpiar los baños mientras que Oxmosis y Kaoz hacían su concierto. Ese era el compromiso que había que cumplir para poder darle continuidad al evento. Se terminó el concierto y mis compañeros de banda se fueron para el hotel. Hubo un problema con un dinero y había que pagarles a los músicos de la banda, con los que en aquella época fundé Kraken, eran 40.000 pesos, diez mil por músico y tuve que quedarme en Pereira casi quince días hasta que me tocó devolverme en autostop para Medellín. Y esa fue la salida de Kraken, le dio un respiro a la banda y nos dimos cuenta que la agrupación estaba logrando objetivos muy importantes, que se estaban dando de manera progresiva, y era ser escuchados en otras ciudades y tener público que estaba esperando la banda en lugares aledaños a Medellín, en el Eje Cafetero, que era relativamente lo más cercano.


LM: ¿Cómo afectó el periodo de narcotráfico y violencia de la época a la banda?

ER: Esa época fue dura. Inclusive, los mismos músicos, muchos de ellos, creyeron que ser rockero, metalero o punkero era generar o propiciar una guerra contra los que no interpretaban la misma tendencia musical. Se generó una batalla, una guerra, por el problema del sicariato y la droga que todos vivíamos en las calles. De ahí nacieron canciones de Kraken como Fugitivo, que es una canción del primer álbum que habla acerca de la vida de un sicario. Esto afectó muchísimo porque la ciudad se empezó a dividir por el miedo que todos sentíamos, miedo de saber que si salíamos de casa no teníamos la seguridad de volver, de ser apuñaleados por alguien que no estaba de acuerdo con la música que hacías o la manera como la expresabas o como te vestías. Apareció, en la jerga de aquella época, una palabra —que se utilizaba muchísimo—, con la que se tildaba a las personas que no estaban de acuerdo con el metal o el punk y se les llamaba “casposos”. Para muchos de los individuos del común los casposos éramos el 99% de la ciudad. Fue una época difícil pero que se superó gracias al esfuerzo sumado de proyectos culturales, no solo a nivel musical. El teatro hizo parte integral manifestando su inconformidad con una violencia que realmente no le pertenecía a la ciudad como tal, sino que había sido casi importada por el capricho de los personajes que ya conocemos. En el cine, y me acuerdo muy bien, el señor y maestro Víctor Gaviria, hizo su gran aporte con una película donde incluyó las bandas de metal y de punk del momento. Y también la música contestataria que reaparece a mediados de los ochentas, nuevamente se escucha a Silvio Rodríguez, Facundo Cabral, Joan Manuel Serrat, expresando la necesidad de respirar y vivir otras cosas totalmente diferentes a la violencia. Se vivió, y afortunadamente se superó y quedó una canción importante: Fugitivo.

LM: Hay también algunas otras bandas catalogadas como sobrevivientes del conflicto. ¿Escuchas a las bandas pesadas de la época violenta de Medellín? ¿A Masacre, a La Pestilencia, por ejemplo?

ER: Tengo unas anécdotas muy gratas, vividas después de ese gran conflicto del que hablé, en el cual hicieron creer que éramos enemigos, que Dilson y yo éramos enemigos, que Alex Oquendo tenía algo contra Kraken o viceversa. Nos fuimos encontrando con los años y compartimos, nos dimos un abrazo fraterno y nos dimos cuenta de que sí hemos sido sobrevivientes pero con argumento, con criterio, con carácter, con una actitud muy diferente a muchos otros que se quedaron, yo creo, en el cuarto oscuro donde guardan muchos seres humanos el resentimiento y, más allá de quedarnos ahí, fuimos capaces de superarnos. Lo hicimos a través del rock & roll. Si no hubiésemos utilizado la herramienta del rock and roll no nos hubiéramos dado la oportunidad de ser lo que somos ahora.
Yo sí escucho Masacre, no es una banda que escuche todos los días pero los he escuchado. Hay que hacerlo, por cultura, por respeto, por información, por investigación, etc., como quiera tomarse. De hecho, me di el placer de invitar a Alex Oquendo, una vez en Medellín, a un concierto para que interpretara Todo hombre es una historia y, al terminar su intervención, me dice: Te agradezco mucho por esto: porque a más de uno le has callado la boca. Por más que han intentado hacernos creer que somos enemigos, en este momento hemos demostrado que somos uno solo, que somos amigos. Y él me dice: vos sos el culpable, vos me metiste en esto y te respeto y admiro, y te llevo siempre muy presente. Yo le tengo un gran aprecio también. Igualmente Dilson, con él siempre que nos vemos ahí está el abrazo, el respeto y el corazón, como la casa, de puertas abiertas. En cualquier momento puede pasar algo y uno no sabe realmente a quién puede necesitar o quién lo puede necesitar a uno. Y estamos siempre dispuestos en cualquier momento, estamos disponibles para seguir siendo amigos del rock and roll y, a través del mismo, hermanos.
Entonces ha sido una necesidad informarme escuchando música de La Pestilencia, de Masacre, de IRA, Juanita Dientes Verdes, de todos los que pasan por el rock nacional porque creo que es interesante escuchar cada propuesta o la molestia, como dicen muchos, porque así es como me abordan: mire, quiero que se tome la molestia de escuchar mi álbum. Tuve la oportunidad de compilar, en alguna ocasión, setenta u ochenta discos compactos y se los regalé a un gran amigo, diciéndole: mira, quiero que te documentes con estos álbumes de rock nacional, porque hay de todo. Y él me preguntó: ¿Usted ya los escuchó? Claro, le dije, ¡hay que hacer la tarea!
Me gusta mucho el carácter de algunas bandas para proyectar lo que son, no solamente a nivel de texto, de contenido, sino a nivel musical. Son coherentes, están convencidos de lo que hacen y por eso mucha gente los quiere y los admira.

Una cosa es leer y otra distinta es vivir la lectura.
Con el mismo overol que trabajé todo el día, canté y me bajé a limpiar los baños mientras que Oxmosis y Kaoz hacían su concierto
Y estamos siempre dispuestos en cualquier momento, estamos disponibles para seguir siendo amigos del rock and roll y, a través del mismo, hermanos.
el latinoamericano no se conoce, le da miedo identificarse con sus raíces
Lenguaje de mi piel —que es una canción contestataria, no es una canción de amor
Yo creo que tampoco está en los proyectos del “señor Juanes” invitar a Elkin Ramírez a cantar con él. Si la invitación le ha nacido supongo que no lo ha hecho porque sabe que hay un rotundo no
Considero que ninguna religión le ha aportado absolutamente nada al crecimiento ni al fortalecimiento de la humanidad en toda su historia. 

LM: Cambiando un poco el tema, permíteme abordar un poco el disco Piel de Cobre. Las letras en éste demuestran un viaje espiritual e interior. Cuéntanos un poco al respecto.

ER: Resulta que el álbum anterior, Kraken III, de 1990, contó con músicos con los que yo ya había trabajado pero que no eran los fundadores, solo quedaba conmigo Jorge Atehortúa, el bajista,  los dos encabezando el proyecto y sentí la necesidad de más que hacer un álbum, hacer un proyecto para una puesta en escena y que de una u otra manera con el tiempo, le hablara a Latinoamérica y le contara cuál era la intención real de Kraken. Esto no fue nada inventado pues en el primer álbum hay un tema llamado Nada ha cambiado aun, posteriormente reforzado con Hijos del Sur, en el Kraken III. Me vi entonces en la necesidad de encerrarme a estudiar, a investigar. Todos hablaban de los quinientos años del descubrimiento de América, pero para mí hay muchos vacíos ahí, grandes vacíos porque realmente el latinoamericano no se conoce, le da miedo identificarse con sus raíces y, por eso me puse a leer, a aprender a hablar un poquito de nahualt, de quiché, de quechua, para poder incluir estos dialectos en las letras pero contando parte de esa historia sociocultural tan importante de nuestros ancestros y lo que fueron. El álbum no fue entendido y creo que ha sido olvidado por mucha gente pero, quienes conocen la trayectoria de Kraken, entienden a través de Kraken IV muchas cosas. Estábamos muy encerrados nosotros mismos por el concepto del heavy metal y, desafortunadamente, ese concepto en nuestro país siempre es sinónimo de destrucción, de satanismo y de una cantidad de prejuicios. Le quise dar esa connotación especial, por eso el sonido del álbum, su contenido y la puesta en escena llamada La Obra, que se presentó en el Teatro Metropolitano de la ciudad de Medellín, cautivó y llenó las expectativas de muchas personas.
Me metí tanto en el cuento que la gente empezó a especular y a hablar diciendo que Kraken ya no existía, que se había disuelto y, debido a esto, en la canción Lenguaje de mi piel —que es una canción contestataria, no es una canción de amor—, después de tres años de ausencia para un álbum de Kraken, aparece Kraken IV, con una primera estrofa que dice: Mentiras mi voz aún no ha muerto, sólo he tomado un nuevo aliento. Con esto le quise decir a la gente: dedíquense más a construir que ha destruir. La canción logró ser número uno de muchas emisoras, a nivel Latinoamérica, en el World Chart de California, estuvo como siete semanas en los primeros lugares, y entre ellos estaban los íconos del pop de aquella época y nosotros nos preguntábamos ¿qué hace una banda de supuestamente heavy metal, encabezando las listas del pop latino?
No es que uno le apunte a eso pero así funciona. Es una manera de complementar esta historia y compartirles hasta dónde puede llegar algo hecho con el corazón y con la convicción que requiere uno cuando se compromete a ser artista y a generar nuevas propuestas. Me tocó leer mucho, leí libros maravillosos, aprendí mucho de mis antepasados, de esos seres mesoamericanos pero me dediqué más a los Incas, a los Mayas y a los Aztecas, o sea, a los que ahora es México. Eso es toda una historia y contarlo en este momento es muy difícil y no soy historiador. Luego, bajar a las tierras de los Cachimiles, a los Mayas, a Yucatán, ahí me encuentro con todas esas maravillas arqueológicas, a los vestigios legados para Latinoamérica y olvidados, lastimosamente. Bajando por Centroamérica me encuentro pronto con mi país, donde están los Chibchas o los Muiscas, los Muiscas eran como los organizados, los inteligentes, los nobles. Noté de dónde vienen realmente los Chibchas o los Muiscas y me di cuenta que son herederos del antiguo imperio del Chanchán que, posteriormente, se transforma en Lurín y da como resultado el imperio Inca. Y todo esto lo hice a través de la investigación, entonces me acostaba pensando en las pirámides de Teotihuacán, me levantaba rodeado de libros, quería investigar más y más pero debía sintetizar y, después de todo esto, sale el álbum llamado Kraken IV Piel de Cobre. Y piel de cobre define el color de la piel de nuestros padres mesoamericanos. Recuerdo que cuando estaba pequeño, encendía la televisión y veía las películas del oeste y gritaban: ahí vienen los pieles rojas, ahí vienen los pieles rojas, y ahí entendí por qué les decían así, porque su piel era de color cobrizo, rojizo. Precisamente se llama Kraken IV Piel de Cobre porque es un homenaje a las etnias más representativas y que están olvidadas por muchos de nosotros.

Lip Sync es abreviatura por Lip Synchronization, que es la técnica de mover los labios imitando la acción de hablar o cantar simultáneamente con una grabación. Como tal, ya ha dejado de ser meramente jerga de la industria del espectáculo y es aceptado y conocido entre la población general desde tiempo atrás por ser tan usado en los programas de televisión y a veces en los mismos conciertos de artistas (Milli Vanilli siendo entre los más famosos y vilificados por abusar de la técnica).

LM: ¿Alguna vez has pensado cantar en inglés? ¿Nunca te ha llamado la atención hacer un cover?

ER: Te cuento algo: con Kraken interpretamos 172 covers en inglés, son muchos, pero en muy pocas canciones encontré un contenido con el cual me identificara. Temas por ejemplo de Ronnie James Dio, de Ozzy Osbourne, de Van Halen, de Led Zeppelin, de Deep Purple, Rolling Stones, Def Leppard, Judas Priest, Scorpions, Metallica, Iron Maiden, Vendetta… y otras que ya ni me acuerdo. Sigo considerando que, como escuela, la música contemporánea —hablando específicamente de rock—, es europea. A las bandas gringas las respeto pero considero que la escuela está en Europa, tal vez por afinidad porque al mirar para Estados Unidos uno encuentra una exploración más hacia la tecnología, del show, del montaje pero de contar la historia real, como un ser de cierta parte del mundo a través del rock and roll, solamente lo hacen los ingleses. En su especialidad, digo, hablando del hard rock. Ya si hablamos de metal pues la península escandinava. Y no conozco ninguna banda latinoamericana que proyecte esa fuerza de una banda de metal como lo hacen los escandinavos, respetando, claro está, a bandas como Sepultura.
Entonces para uno hacer un proyecto de vida a partir del arte, tiene que ubicarse. Es algo que encontré a través de los años y lo de la identidad es muy importante. Soy un ser latinoamericano, me hablan en español, no en inglés, siento, pienso y hablo en español y no en inglés, toda la gente que me rodea lo hace en ese idioma —que ni siquiera es español, es castellano—, pero es el idioma cotidiano. Inclusive cuando alguien sueña, al menos en mis sueños nadie me habla en inglés, sino en castellano, y es el vehículo que tengo a la mano para poder transmitir mis emociones, mis sentimientos, mi percepción de la realidad. Creo también que mi compromiso es inicialmente con mi país y con Latinoamérica. Ya los gringos tienen sus íconos, ya los europeos tienen sus íconos pero Latinoamérica está escasa de líderes, y las herramientas que me da el arte, en este caso la música, las utilizo no en busca de ser un líder, sino propiciando un espacio donde yo me haga entender, entienda a los demás y pueda transitar tranquilo en este medio tan difícil, porque no es sencillo hacer arte en Latinoamérica y menos a través del rock and roll.

LM: En los últimos años hemos visto cómo la tecnología ha desplazado al feeling. ¿Qué opinión te merece esta afectación mediática?

ER: Para mí el rock and roll siempre ha estado apostándole a la tecnología. Por ejemplo, las guitarras del rock en su mayoría son eléctricas pero han tenido una evolución, y no la ha hecho una persona que hace política o que tiene una empresa equis, aparte de la música. Les Paul era músico y se dedicó a perfeccionar su guitarra y así ha sido con muchas marcas, siempre queriendo perfeccionar o mejorar su sonido, y quien lo prueba y lo hace es el músico, es él quien exige.
Una cosa es el sentimiento y otra la dependencia de la tecnología, lo importante es cómo utilice uno lo que tiene a la mano. No es lo mismo armar una maqueta con la programación de una batería, un bajo o una guitarra y creer —o hacerle creer a los demás— que eso tiene sentimiento a sentir la música en realidad. La interpretación, el feeling, ese complemento que hace el ser humano cuando entiende que el instrumento es una extensión de su cuerpo y de su ser, es esencial, no solo para el rock and roll, sino para cada manifestación artística. También ha hecho daño porque muchas personas hacen producciones artificiales y así se excluye a muchos talentos, a muchas personas que en serio se han dedicado a investigar, a estudiar y a prepararse como músicos y, con esto, les están cerrando las puertas. Hay conmigo muchos otros que entendemos que las herramientas están ahí para hacer un arquetipo que se le entrega al músico para que éste le inyecte su pasión, su capacidad y virtuosismo. El arte no puede ser sustituido por una máquina jamás. No habría ningún sentido para continuar creando. No se puede pretender que una máquina actúe, piense y se encargue de una manifestación tan sublime como el arte. El arte es lo único que transforma la realidad del ser humano, no es la política, no es la religión. Los tennis que uno tiene puestos los diseñó un artista, las medias, los interiores, la correa, el blue jean, la chaqueta, la camiseta, el anillo, el reloj, todo está hecho por un artista, no por un magnate de la industria. Entonces hay que saber diferenciar eso; la tecnología es una herramienta para aprovechar pero no debe usarse como una fachada para hacerle creer al mundo que puede ser suplantado el ser humano, el ser creativo, por una máquina que evidentemente ni piensa ni siente.

LM:¿Cómo llegan a tocar a El Show de las Estrellas?

ER: Aparecimos en El Show de las Estrellas varias veces. En aquella época era un gran logro. Nosotros firmamos los primeros cuatro álbumes con sellos fonográficos, de ellos solo sobrevive Codiscos con quien se grabaron Kraken I y Kraken II. Era la gran industria de la música acaparada por ellos. Nunca reconocían las regalías, nunca hicieron nada por el artista como tal, pero como ellos creían que lo que uno estaba buscando era la fama y el protagonismo entonces jugaban a hacer promoción a los artistas. Los canales de televisión con algunos programas tenían montado su negocio, para poder vender los LP’s y casetes del momento había que promocionarlos. Algunos lo entendieron en su momento, como El Show de Jimmy, Jorge Barón. Pero llegar ahí era una plataforma importante, además que uno era casi un niño todavía y lo que uno quería era tocar, montarse en un escenario, salir por televisión, que la gente se diera cuenta de lo que uno estaba haciendo. Llegamos gracias a Codiscos, que tenía el vínculo directo con el show de Jorge Barón. También estuvimos en El show de Jimmy pero lo que nosotros desconocíamos es que era un negocio entre ellos y que a uno no le tocaba un peso. Precisamente hace poco me di cuenta de algo: cuando yo llegaba de presentarme, por el barrio me preguntaban, ¿cuánto te pagaron? – No, no, no, eso no lo pagan, eso es promoción. – Ah, nosotros pensamos que le pagaban, me decían, y la verdad era que sí pagaban pero era un negocio entre ellos, el show que fuera le pagaba a Codiscos pero el artista no recibía nada, simplemente porque se estaba haciendo “promoción”.

LM: ¿Qué hay de cierto con lo del Play back obligatorio?


ER: Sí, eso era otra cosa. La primera vez que llegamos con el Kraken I, nos dijeron “lleven tres canciones”, y ensayamos como si fuéramos para el concierto más importante de nuestras vidas y, me acuerdo muy bien que, cuando llegamos, dijimos: ¿y dónde están los amplificadores? – No, esto no va por amplificadores, esto va por play back. – Y yo pregunto: ¿Play back? ¿Y qué es eso? Entonces Jorge Atehortúa, me dice: Es mímica, lip sync*. Y así fue. Ya cuando fuimos las otras veces a mostrar los otros discos, ya sabíamos cómo era el asunto y después, la gente nos decía: tocaron muy bien, sonó igualito al disco, unos verracos. Entonces yo les decía —ya que conocía la palabra—, están equivocados, eso es puro “play back”. Y por dentro pensaba: ya sé decir bien “paly back” y sé qué significa. (Risas).
Y era mejor contarlo de una vez porque se iba a saber en algún momento y es muy molesto cuando le dicen a uno, lo que usted hace no es tan real o no es tan honesto ¿por qué no nos dijo la verdad? Pero como eso hacía parte de la industria de la música pues le tocaba a uno estar ahí bajo esas condiciones para poder promocionar y seguir adelante, además que hace 25 años, cuando fue esta experiencia, pues era muy diferente. Ahora hay redes sociales y nuevas maneras de promoción pero en ese entonces era “o lo toma, o lo deja”, y dejarlo era estancarse, no surgir.

LM: Hay colaboraciones míticas en el rock, por citar alguna, cuando el vocalista de Judas Priest toca con Black Sabbath porque Dio los deja metidos, o está Ozzy tocando con Coal Chamber y con medio mundo, entre otros. Es agradable cuando esas colaboraciones son por el rock, por fortalecerlo y cuando son en pro de fusionar lenguajes. Pero cuando es en busca de dinero como en el caso de lo que está haciendo ahora Juan Esteban Aristizabal, se siente una traición al rock. ¿Qué opinas de lo que éste personaje está haciendo, del abandono a sus raíces?, y, más allá ¿cantarías alguna vez con Juan Esteban?

ER: No, nunca. Yo creo que tampoco está en los proyectos del “señor Juanes” invitar a Elkin Ramírez a cantar con él. Si la invitación le ha nacido supongo que no lo ha hecho porque sabe que hay un rotundo no, respetando su trabajo, su trayectoria. A mí me gusta de Juanes que le vaya bien y ojalá le siga yendo mejor. Pero yo nunca le he creído, ni siquiera cuando era cantante de Ekhymosis, nunca le creeré, no creo que sea un artista, más bien es una persona con unos problemas graves, como lo es la autoestima. Y él toma sus propias decisiones y hay que respetarlas pero de rockero yo creo que nunca ha tenido ni tendrá, y no creo que haga parte integral del movimiento latinoamericano por más que lo presenten como el rockero Juanes. Le deseo siempre lo mejor pero no siento afinidad con lo que él representa ni con lo que hace.

LM: Si tuvieras que elegir entre política y religión ¿por cuál te inclinarías?

ER: Es que la religión no existe. Las religiones todas son mitologías y al hombre le gusta el mito. Es interesante el mito porque hace parte de la historia del hombre y de su necesidad de buscar una identidad espiritual para tener algo a lo cual hacer responsable de lo que desconoce o de lo que no quiere reconocer. A mí las religiones nunca me han gustado ni me gustarán. A la política no le creo pero pienso que se puede hacer un poco más con ésta, si se toma la decisión de transformar a quienes la lideran porque si dejamos el mundo en manos de un travestido creo que nos iría muy mal. ¡Yo me imagino una rumba en el vaticano; no es si no llevarlos a la capilla Sixtina, que todos se coloquen sus tocados, sus maxifaldas, sus sobreros, y les ponemos un flash allá encima y música no sé de cuál pero seguramente no sale de ahí nada interesante! Considero que ninguna religión le ha aportado absolutamente nada al crecimiento ni al fortalecimiento de la humanidad en toda su historia; por el contrario, solo sumisión, oscurantismo, perversión, prostitución, degeneración… es lo peor. Si el mundo en alguna ocasión vuelve a tener líderes políticos, sería desde ahí más fácil buscar soluciones a todos los problemas que hay actualmente, entonces sí, tal vez, me iría por la política.

LM: Elkin, ¿hay alguna pregunta que siempre has querido que te hagan y nunca te han hecho?

ER: Jajaja, claro. ¿Quién es Elkin Ramírez? Nunca me la han hecho… y es una buena pregunta.

LM: ¿Y es fácil de contestar?

ER: Nooo, jajaja. Pero se puede sintetizar: es una persona que hace, está convencido de lo que hace pero que, aun no sabiendo quién es, sabe que esa es la fórmula para encontrarse a sí mismo. Eso es Elkin Ramírez; una búsqueda de su propio ser. Y lo hace a través de la música, del rock and roll y de la vida que se permite vivir.




FOTOS:Ernesto Cortés y costesía de Alex Ortíz

  1. ¡Buenísima! ¡Muchas gracias por haber hecho esta entrevista y por haberla publicado!
    El libro de la biografía de Elkin Ramírez, ¿finalmente lo hicieron o no?

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    Respuestas
    1. Hicimos un primer capítulo, luego el Maestro murió y todo de puso muy raro.
      Gracias por la lectura.

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